¿Cirugía bariátrica?
El primer paso para comenzar una nueva vida
A veces puede ser difícil tomar la decisión de realizarse una cirugía de pérdida de peso incluso sabiendo que mejorará nuestra calidad de vida y nuestra forma de ver el mundo.
Por mucho que meditemos sobre ello, en ocasiones son ciertos detonantes, físicos o mentales, lo que nos impulsa a tomar la decisión de cambio.
Con tan solo 26 años, Alexandra se enfrentó a una cirugía de bypass gástrico después de años de lucha con el peso. Como nos comenta en su relato reconocer que tenemos un problema con la comida es el primer gran paso y asumirlo facilitará el camino para conseguir los objetivos deseados.
En este texto, Alexandra, nos cuenta que determinantes la llevaron a tomar la decisión de operarse para mejorar su salud y autoestima.
Porque para ella lo más complicado del proceso no viene después de la cirugía, lo más complicado es decir tengo un problema y buscaré ayuda.
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Todos alguna vez en la vida nos planteamos CAMBIAR, sí, dejar atrás todo eso con lo que no estamos a gusto.
A lo largo de mi vida, intenté muchos métodos para perder peso, luche incansablemente por encajar.
Era siempre la chica «guapa de cara» pero mi físico no estaba en armonía con el resto.
Cuando nos juntábamos en casa de alguna amiga para salir a tomar un helado o simplemente ir a la playa, veía como mis amigas se prestaban la ropa entre ellas y yo nunca podía hacer eso.
Me sentía siempre descolocada.
Tenía un gran autoestima, intentaba que eso no me afectará, pero en plena adolescencia eso es inevitable.
En mi caso personal, una de las sensaciones que jamás podré olvidar de mi vida pasada era ese dolor de estómago tan fuerte que sentía, ese hambre incontrolable e insaciable.
Recuerdo que cuando íbamos con mis amigas ellas se pedían una pulguita (en Canarias llamamos pulguita a un poco menos de la mitad de un pan de bocadillo) y se quedaban saciadas.
Yo al contrario me pedía un bocadillo entero con un batido de frutas y leche, pero tenia espacio para un extra de dulce.
Los años pasaron y fue mucho más descontrolado de lo que yo imaginaba y fue allí donde tuve que darme un balde frío de realidad y reconocer que tenía un problema muy grande y ese problema no era de ahora si no que lo estaba arrastrando toda mi vida.
Fue ya con 26 años, 3 hijos, un infarto, hipertensión, diabetes, 2 hernias discales, cuando reaccione y me di cuenta que realmente tenía que poner fin a esto.
Tomar la decisión de cambiar es un proceso individual y muy personal que comienza en uno mismo, por tanto, nosotros somos los principales conductores de nuestro cambio.
Reconocer que tenemos un problema con la comida es el primer gran paso.
Encontrarte enfrente al espejo, mirarte y decirte a ti mismo que tienes que poner una solución a todo esto es sin duda el paso más difícil.
Muchas personas piensan que lo más complicado de esta cirugía viene después, pero lo más complicado es tomar ese primer paso, decir tengo un problema y buscaré ayuda.
Ya que tenemos una distorsión de como nos vemos en comparativa a la realidad.
Pero es frecuente que nuestras propias creencias o el miedo a cambiar puedan interferir en el cambio de vida que tanto imaginamos.
Alexandra.
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Texto original de FitForMe